El conflicto como algo esencial por Daniel Smeke Zwaiman

El conflicto como algo esencial

Daniel Smeke Zwaiman

 

En una cultura poco saludable, cada persona o grupo cree que si SUS objetivos se imponen sobre los objetivos de los demás, la organización saldrá ganando. En una cultura saludable, todo el mundo reconoce la importancia de equilibrar los deseos contradictorios; quieren y necesitan que se les escuche pero no tienen por qué salirse con la suya. Las relaciones entre unos y otros, el toma y daca que se produce de manera natural cuando las personas tienen metas claras que alcanzar, reportan el equilibrio que buscamos. Pero eso sucede solamente si se comprende que conseguir el equilibrio es la meta principal de la organización.

Aunque la idea de equilibrio siempre suena bien, no capta la naturaleza real de lo que realmente significa lograrlo. Nuestra idea del equilibrio está en cierto modo distorsionada porque tendemos a pensar en la quietud, el reposo o el evadir la confrontación de ideas.

Todo ecosistema necesita de variedad de climas, considerar como algo óptimo la falta de conflictos es como decir que un día soleado es lo mejor. En un día de sol éste ha vencido a la lluvia. No hay conflicto. Está claro quién es el ganador. Pero si cada día hace sol y no llueve, no hay cosechas. Y si hace sol todo el tiempo, no sucedería nada y el planeta se secaría.

La clave es considerar el conflicto como algo esencial, porque así es como sabemos que las mejores ideas serán puestas a prueba y sobrevivirán. En este contexto, el trabajo directivo y de liderazgo consiste en ayudar a los demás a ver que el conflicto es saludable, una vía hacia el verdadero equilibrio que a largo plazo nos beneficiará a todos.

Pude sonar idealista, pero no preservar el equilibrio puede llevar a la organización a percibir que algunas personas o grupos, son más importantes o que son los ganadores, eso limita el desarrollo de los proyectos y no permite el crecimiento de la institución.

 Mantener el equilibrio es tan simple como tener la capacidad de combinar dos fuerzas opuestas para mantenerse de pie y avanzando. Nunca podré llegar a explicar del todo cómo lograr el equilibrio, lo aprenderemos únicamente practicando, permitiendo que la mente lo descubra, claro sin dejar de moverse.

Debemos estar abiertos a que nuestras mentes cambien a medida que obtengamos más información o nos veamos sorprendidos por cosas que erróneamente creíamos saber. Siempre que nuestras intenciones no tengan agenda propia.