Los toboganes, hongos y carruseles gigantes del artista alemán llegarán al Museo Tamayo

 

La obra del alemán Carsten Höller se centra en dos conceptos: experiencia y originalidad. El artista con base en Suecia considera que los espacios de exhibición son el lugar adecuado para vivir el arte de formas distintas. La innovación y la personalidad que otorga a cada obra se suman a situaciones que crean y cuestionan la percepción de la realidad, por lo que sus exposiciones son eventos únicos e irrepetibles.

Su fascinación con los toboganes (seamos honestos, ¿quién no los ama?) se vincula con la oportunidad que otorgan de hacer un ejercicio de introspección.

 

Esperamos unos cuantos hongos en las salas 1 y 2 y el patio central del Museo Tamayo.

 

Por supuesto, los carruseles son de sus obras más conocidas, ya sea por su estética o porque, al igual que los toboganes, evocan una infancia que todos recordamos con nostalgia. Pero también buscan alterar nuestra percepción al romper con nuestras expectativas, ya sea en la dirección, la velocidad o inclusive el material del que fueron hechos.

 

Höller redefine los espacios sociales al proponer nuevas formas para que el observador interactúe con el arte, con lo que le rodea y con otros individuos. Esta forma de hacer arte, que él denomina “arte insaturado”, permite que la obra adquiera nuevos significados con cada interacción del sujeto. De esta forma, el vínculo entre su obra y el espectador no sólo se convierten en energía cinética, sino que se va creando a partir de las decisiones que se toman en una visita irrepetible.

 

 

MUSEO TAMAYO 

Reforma 51, Bosque de Chapultepec México, DF, CP11580

 

$70 PESOS